El amor verdadero, la familia, la venganza, las segundas oportunidades, la sinceridad... En su nueva novela, Albert Espinosa nos sumerge en una emocionante historia protagonizada por personajes inolvidables que nos harán reflexionar y descubrir lo que es realmente importante en la vida.
La portada me gusta, el título me gusta. La edición en general me gusta. Me gustaría más si uno supiera en lo que se está metiendo.
Como no quiero que les pase lo que a mí, porque si bien este libro me gustó mucho, me puso triste y nostálgica por días (y eso no es algo que a uno deba pasarle sin permiso, creo yo), les voy a advertir con lo que se van a encontrar:
En este libro, nuestro protagonista (que no tiene nombre sino hasta entrada la segunda mitad del libro) tiene que volver a la casa de su padre, cineasta, a quien le tiene rencor desde la infancia, para cuidarlo en la etapa final de su lucha contra el cáncer y el Alzheimer. Dicho padre tiene pocos momentos de lucidez, y el resto del tiempo, está convencido de que su misión es filmar una última película. Esta tarea lo lleva a la finca de uno de sus otros tres hijos, el único (además de Ekaitz, el protagonista, que sigue vivo. Conocemos también a la cuñada de Ekaitz, viuda de uno de sus otros hermanos, así como a las hijitas del propio Ekaitz, también viudo, y a quien fue, en su tiempo, el asistente de dirección de su padre. En resumidas cuentas: un montón de gente muerta, gente moribunda y asuntos pendientes.
La razón por la que el libro me gustó de igual manera es que no se trata tanto de las muertes en sí como de todo lo otro. Diría que este libro es más sobre perdonar y perdonarse, sobre querer de una manera sana. Eso no quita que me haya puesto triste. No me gusta que las cosas me pongan triste. Aún así, es una historia bellísima. Lo cual no significa que no tenga sus fallas.
Falla número uno (en mi humilde opinión, que sí, no es tan humilde después de todo): es extremadamente difícil que un libro tan filosófico no peque de pretencioso. Este no lo logra, y cae indefectiblemente en el tópico. Creo que hay dos posibilidades: o se cuenta una historia que no pretende ser profunda pero lo es de igual manera, o se cuenta una historia que tiene todas las intenciones de ser profunda. Y eso se nota en la prosa, en lo aisladas que están las reflexiones a veces. Como en este caso.
Falla número dos: el aspecto técnico de la redacción me sacó de quicio. Hay demasiados puntos suspensivos, al punto de que pierden su función. Hay tantos que corta la fluidez de la lectura, y la única manera de leer el libro en paz es hacer de cuenta que cada set de puntos suspensivos es un punto y seguido, o un punto y aparte, o un punto y coma, porque sino uno termina trabado y enroscado. Quiero creer que tenía algún significado, alguna intención concreta (¿muchas dudas, quizá?), pero eso no quita que entorpezca muchísimo. [Me vendría bien que alguien que haya leído al autor me diga si escribe siempre así o si fue parte de este libro en particular, porque quiero leer otras cosas suyas pero no sé si voy a soportarlo. Así de terrible.]
Por los puntos antes mencionados, bajé una estrella de la puntuación, cosa que no hice en Goodreads porque lo puntué apenas lo terminé y tenía todas las emociones desacomodadas, pero lo cual voy a corregir en este momento. En resumen: ¿peca de pretencioso? Sí. ¿Hay que tenerle paciencia a la pluma? Definitivamente. ¿Deberían leerlo de igual manera? Deberían, sí, pero solo si están dispuestos a ponerse un poco tristes.
Como no quiero que les pase lo que a mí, porque si bien este libro me gustó mucho, me puso triste y nostálgica por días (y eso no es algo que a uno deba pasarle sin permiso, creo yo), les voy a advertir con lo que se van a encontrar:
En este libro, nuestro protagonista (que no tiene nombre sino hasta entrada la segunda mitad del libro) tiene que volver a la casa de su padre, cineasta, a quien le tiene rencor desde la infancia, para cuidarlo en la etapa final de su lucha contra el cáncer y el Alzheimer. Dicho padre tiene pocos momentos de lucidez, y el resto del tiempo, está convencido de que su misión es filmar una última película. Esta tarea lo lleva a la finca de uno de sus otros tres hijos, el único (además de Ekaitz, el protagonista, que sigue vivo. Conocemos también a la cuñada de Ekaitz, viuda de uno de sus otros hermanos, así como a las hijitas del propio Ekaitz, también viudo, y a quien fue, en su tiempo, el asistente de dirección de su padre. En resumidas cuentas: un montón de gente muerta, gente moribunda y asuntos pendientes.
La razón por la que el libro me gustó de igual manera es que no se trata tanto de las muertes en sí como de todo lo otro. Diría que este libro es más sobre perdonar y perdonarse, sobre querer de una manera sana. Eso no quita que me haya puesto triste. No me gusta que las cosas me pongan triste. Aún así, es una historia bellísima. Lo cual no significa que no tenga sus fallas.
Falla número uno (en mi humilde opinión, que sí, no es tan humilde después de todo): es extremadamente difícil que un libro tan filosófico no peque de pretencioso. Este no lo logra, y cae indefectiblemente en el tópico. Creo que hay dos posibilidades: o se cuenta una historia que no pretende ser profunda pero lo es de igual manera, o se cuenta una historia que tiene todas las intenciones de ser profunda. Y eso se nota en la prosa, en lo aisladas que están las reflexiones a veces. Como en este caso.
Falla número dos: el aspecto técnico de la redacción me sacó de quicio. Hay demasiados puntos suspensivos, al punto de que pierden su función. Hay tantos que corta la fluidez de la lectura, y la única manera de leer el libro en paz es hacer de cuenta que cada set de puntos suspensivos es un punto y seguido, o un punto y aparte, o un punto y coma, porque sino uno termina trabado y enroscado. Quiero creer que tenía algún significado, alguna intención concreta (¿muchas dudas, quizá?), pero eso no quita que entorpezca muchísimo. [Me vendría bien que alguien que haya leído al autor me diga si escribe siempre así o si fue parte de este libro en particular, porque quiero leer otras cosas suyas pero no sé si voy a soportarlo. Así de terrible.]
Por los puntos antes mencionados, bajé una estrella de la puntuación, cosa que no hice en Goodreads porque lo puntué apenas lo terminé y tenía todas las emociones desacomodadas, pero lo cual voy a corregir en este momento. En resumen: ¿peca de pretencioso? Sí. ¿Hay que tenerle paciencia a la pluma? Definitivamente. ¿Deberían leerlo de igual manera? Deberían, sí, pero solo si están dispuestos a ponerse un poco tristes.
2 comentarios:
Jajajajaj este hombre es feliz haciendo que el resto entristezcan. Tengo el libro en casa pero no lo he leído (técnicamente no es mío, es de mi hermana pequeña que lo pidió por el día del libro el año que salio el libro. Y ahí sigue... ¬-¬)
De este hombre solo he visto la serie de televisión que creó (Pulseras rojas) y si quieres verla te recomiendo que solo veas la primera temporada (la segunda es una chusta excepto por un personaje, pero luego se enchusta también)
Gracias por la reseña, y a ver si un día me animo a leerlo y me pongo triste con preaviso ;)
besitos<3
Pues lo tengo en casa esperando turno todavía... =)
Besotes
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