sábado, 24 de octubre de 2015

Reseña: Las cuatro después de medianoche






Se trata de una compilación de cuatro relatos en su formato original, pero que en español fue dividido en dos libros con dos relatos cada uno: Las dos después de medianoche y Las cuatro después de medianoche. Por eso no puse sinopsis arriba; no hay; y por eso mismo voy a reseñar las cuatro historias por separado.

Mi edición en particular (hay unas cuantas) es la que hizo Sudamericana para la colección de La Nación. El total de páginas que figura arriba es la suma de las de los dos libros.




Atado a un asiento de avión en un vuelo más allá del infierno.


Este es, quizá, el relato más inverosímil de los cuatro (aunque tres de ellos lo son en gran medida). No digo esto como una crítica, sino para que no se sorprendan cuando les cuente de qué va.

Brian Engle está bajando del vuelo que acaba de pilotar cuando recibe la noticia de que su ex esposa murió en un incendio; así que allá se va él a Boston, a ver cómo lidiar con este evento. Sin embargo, nunca llega a destino: a medio vuelo, la gran mayoría de la tripulación desaparece así como así, y la única prueba de que existen (o existían) que dejan son una montaña de billeteras, clavos de rodillas y una peluca. Los intercomunicadores del avión no funcionan -nada lo hace, con lo que la tripulación se encuentra varada en el medio del aire: un grupo variopinto que incluye a una niña ciega y aterrada, una adolescente con un problema de adicción, un hombre de negocios que debería trabajar en su manejo de la ira, un escritor de ficción, un señor que no sabemos a qué se dedica pero sí que podría ser peligroso si quisiera, una profesora que se dirige a una cita a ciegas en la otra punta del país, y a Al Kaussner, el judío más rápido del oeste, además, claro, de nuestro piloto Engle. 

Se las arreglan para llegar más o menos a un destino relativo, pero al llegar allí se encuentran con que todo está como muerto: el aire no corre, los sonidos llegan amortiguados, la comida es insípida y los fósforos no prenden. Entonces surgen preguntas: ¿Dónde estamos y por qué? ¿Podemos volver al lugar de donde venimos?

Algo que no cesa de sorprenderme de King es su capacidad para crear pequeñas sociedades funcionales en el medio de la nada. Lo vi ya en La niebla (que todavía no reseñé, pero quizá conozcan por la película), y desde entonces lo identifiqué como algo sistemático: con un grupo reducido de personas, logra crear un sistema completo. Aquí no tenemos más de quince personajes, y aún así los problemas que llevan adelante la novela (además, claro está, del asunto clave del avión fantasma) son sociales y relacionales entre ellos: el hombre de negocios que claramente tiene problemas mentales que no asume, el resto que lo ignora todo lo posible porque realmente no sabe manejarlo -o no nota la verdadera gravedad del asunto-, la necesidad de protección para con una niña que tiene, de alguna forma, las cosas mucho más claras que todo el resto, el valor de Al, que sí, es impulsivo, pero es eso mismo lo que los salva en algún punto, así como el liderazgo nato de Nick y el rol casi maternal de Laurel, la profesora (creo que era profesora, aunque podría equivocarme y me disculpo si es así). Las cosas funcionan, encajan, aunque estén varados en el medio de la nada. 

Lo único que no termina de convencerme es la realización física del concepto de la obra, esto es, los mismísimo langoliers. No quiero decirles qué son exactamente porque les arruinaría la lectura, pero sí les voy a decir que es algo más bien conceptual y ambiguo a lo que sólo se le da el nombre que los personajes asumen, aunque esto no significa que sea esto lo que son. Es un enredo, sí. En fin, que yo, personalmente, lo habría llevado distinto, pero a fin de cuentas, yo no soy Stephen King. 

A grandes rasgos, me gustó bastante a pesar de no ser mi favorito de los cuatro. Me encariñé con los personajes, y hubo cosas que me dolieron a pesar de asumirlas como inevitables. 




Atrapado en las profundidades de la peor pesadilla de un autor.


Definitivamente, mi favorito de los cuatro e incluso de lo que he leído del autor. 

A Morton Rainey -Mort para los amigos-, exitoso escritor de ficción, lo visita John Shooter, un extraño de sombrero a quien Mort no ha visto en su vida pero que, de cualquier manera, asegura que el mismo le robó su historia y exige compensación. Mort asume que este señor es un escritor frustrado que nadie quiere publicar, y por ende busca sacar provecho del lío que él mismo arma. Pero Mort tiene pruebas: el relato en cuestión había sido publicado en una revista un año antes del año en que Shooter dice haber escrito la historia, con lo que solo es cuestión de mostrársela para zanjar el asunto, ¿correcto? Correcto, pero eso no va a resultar tan fácil.

Shooter no conoce límites y Mort se rehúsa a recurrir a la ley para solucionar la situación, aún cuando Shooter asesina no solo a su gato sino además a sus dos amigos e incendia la casa de su ex esposa... donde estaba la revista en cuestión. 

Mort tiene que encontrar la solución a este problema, porque los delirios de un extraño están arruinando su vida de manera colosal.

Soy consciente de que suena como un argumento flojo, pero casi toda la importancia la cobra en el último tramo. Las apariciones de Shooter son cada vez más erráticas y caóticas, con mayores consecuencias, y no quiero decir nada más porque se lo voy a arruinar a ustedes y quiero que lo lean. Todos ustedes. Sí, vos también.

En la nota preliminar, King explica que su idea fue conciliar en una misma historia el poder que ejerce la obra sobre el autor y sobre el lector, y lo hace a la perfección, y por eso creo que es casi una lectura obligada para cualquiera que note lo borrosos que son los límites entre la ficción y la realidad.




Descubre el secreto más aterrador que jamás ha escondido un pueblo.


Con este relato volvemos a la inverosimilitud que, creo, un poco caracteriza a King, pero que el autor lleva tan bien. Casi que me lo creí. 

Sam Pebbles se ve obligado, muy a su pesar, a dar un discurso para un evento del club social local, La Noche del Orador. Sin embargo, se figura que si va a hacerlo, mejor hacerlo bien, con lo que, bajo consejo de su secretaria Naomi, se dirige a la biblioteca del pueblo para hacer algo de investigación.

Allí se encuentra con un ambiente francamente espeluznante: techos altos y mala iluminación, pero sobre todo, carteles espantosos en la sala de los niños, advirtiéndoles de forma bastante dura sobre las consecuencias de no tratar los libros con respeto, la más grave de ellas siendo el siempre presente Policía de la biblioteca. A Sam el lugar le da repelús a pesar de no ser un niño, y una vibra igual de mala le produce Ardelia Lortz, la bibliotecaria, a la vez cordial y terrorífica.

El problema comienza cuando al hablar del tema, la gente se rehúsa a hablar de Ardelia, asegurando que el único bibliotecario es el señor Price y nadie más. Se acentúa cuando Sam vuelve a la biblioteca y la encuentra totalmente cambiada en su infrastructura y organización, ademas de no encontrar ni pista de Ardelia, quien, aseguran los asistentes del bibliotecaria, jamás ha administrado esta biblioteca en particular. Entonces Sam pierde los libros y recibe una visita efectiva del tan temido Policía de la biblioteca, la cual hace aflorar una serie de recuerdos que Sam hubiese preferido mantener enterrados.

Sam cuenta solo con la ayuda de Naomi y de Dave el Sucio, un sin techo que conoce el pueblo mejor que nadie, para descubrir el secreto de la biblioteca, su Policía, y Ardelia Lortz. 

Esta es la otra de las dos historias de esta antología que mantienen un aura de normalidad y naturalidad relativa hasta que todo explota. De nuevo, no voy a revelarles este asunto para no arruinárselo. pero estoy más conforme con la resolución de este que con la de Los Langoliers.

Este, sin embargo, es algo más fuerte en el plano real y emotivo. Toca un tema que, creo yo, a nadie le pasa desapercibido como es el abuso infantil, y aunque no es un nudo central de la cuestión, afecta mucho la impresión general que deja.

Mi personaje favorito fue Dave, a quien el secreto de la biblioteca dejó arruinado, alcohólico y en la calle, pero que tiene un corazón enorme y genuino. Me parece que hace un gran trabajo en ilustrar ciertos prejuicios que tenemos como sociedad y como seres humanos y que quizá habría que empezar a dejar de lado.

Es fuerte, es intenso, y me gustó muchísimo, y si le bajo un planetita es solo porque quiero reservar las cinco para la maravilla que es el segundo relato.




Lidia con una bestia que te hará enloquecer. 


Kevin Delevan cumple quince años, y para tal evento sus padres le regalan una Polaroid Sun que, descubren prontamente, está fallada. No puede ser de otra manera, puesto que, no importa a qué se le apunte, la fotografía impresa es siempre la misma: un perro frente a una valla. Kevin Delevan ni tiene perro ni tiene valla, así que asume que es un error de fabricación y lleva la cámara a la tienda de curiosidades y baratijas del pueblo, a sabiendas de que su dueño, Papi Merrill, es quien más idea puede tener acerca de como arreglar la cámara, si es que eso es posible.

Pero Papi ve a algo que Kevin no notaba: la fotografía no es la misma, sino una secuencia tan sutil que a primera vista no se nota. Le encarga entonces a Kevin sacar otras tandas de fotografías para confirmarlo, y entonces se vuelve claro.

Kevin sabe que debería devolver la cámara a Polaroid y conseguir un reembolso, pero no puede deshacerse la idea de que esta es su cámara, y antes debe descubrir qué es lo que esta intenta mostrarle. Sin embargo, no tarda en darse cuenta de que mejor habría sido quedarse con la curiosidad. El perro de la Polaroid parece bastante más vivo de lo que cualquier perro ficticio debería estarlo... y también más enojado.

En otras reseñas leí que a alguna gente le pareció largo en exceso, con demasiado relleno, y pensándolo en retrospectiva, lo cierto es que difiero. No veo ninguna otra manera de que los hechos hubieran podido llevar a donde deberían, aunque si de algo peca este final en particular es de una pequeña cuota de absurdidad. En el entorno de la novela, tiene sentido e incluso hay pistas de ello a lo largo de la historia, pero si se lo extrapola de su contexto... really? Así que como no sé qué pensar, me voy a quedar en darle el visto bueno, porque tiendo a valorar más la lógica interna de la historia que la de mi cerebro. 

La diferencia es que no logré conectar con los personajes del mismo modo que en las otras historias. Desconozco el motivo, pero en ese sentido me dejó un poco fría. Quizá esto sea distinto para aquellos a quienes Castle Rock resulte más familiar, considerando que esta es la historia que da cierre a este pueblo ficticio. 

Aún así, resulta una buena compañía para las otras historias, si bien poco más que eso. 


6 comentarios:

Daiana dijo...

Sólo leí los dos primeros, y me gustaron mucho! Los langoliers te tiene atrapado hasta la última página y Ventana secreto es genial! Pronto espero leer los otros dos, es bueno leer antes tu recomendación para darme una idea. Hasta la próxima!Besos☺

Tamine dijo...

Quiero leer el de Shooter porque dices que te gusta mucho y tiene 5 planetitas. En realidad quiero leerlos todos King me hace mucho bien

Unknown dijo...

Creo que no me habías comentad del policía de la biblioteca o no me acuerdo o ? pero lo quiero leer ahora
el del perro paso los perros no son mi cosa fav y menos si está enojado y APARECE EN UNA POLAROID gracias pa por la cámara pero te la devuelvo besitos

PaulaPoet dijo...

No he leído ninguno la verdad, pero siempre me ha llamado la atención el de los Langoliers, el mundo absurdo de king me encanta, me encanta eso que el hace con lo inverosímil en un plano real. La ventana secreta vi la peli y no se si pueda con el cuento soy una cobarde xD

Alexis Steven dijo...

He leído unos cuantos libros del autor y todos me han gustado mucho, así que seguro leo este, no sé si pronto o hasta en un buen tiempo, pero de que lo leo, lo leo. Sabía que como libro de Stephen King que es, no era de pocas páginas, pero no sabía que de 1000, pensaba que unas cuantas menos jajá. Como sea, valdrán la pena.
Saludos.

kitten dijo...

@Daiana: Ojalá los consigas pronto! Un besito :3

@Abbie: El de Shooter estaría siendo lo todo.

@Mar: Creo que sí te conté pero no me acuerdo </3 Jaj vos con El perro de la polaroid me estoy riendo desde el año pasado.

@Paula: Es maravilloso verdaderamente jaja Ay yo no vi la peli! Pero el libro no es taaan gorey, que yo recuerde son dos escenas nada más :)

@Alexis: Me pasa eso con otros de él, que los quiero leer todos y creo que no llego nunca, jaja. Pero son cuatro historias! Son cuatro novelitas, no es tanto como parece :)