Esta vez no tengo idea de qué pasó. No me pasó nada, no tuve ninguna crisis de identidad, no me abdujeron los aliens ni me sepultaron en apuntes facultativos; ni siquiera me mudé a Checoslovaquia.
La realidad es que mi creatividad es dispersa, se manifiesta de una multiplicidad de formas distintas (todas ellas mediocres). Por épocas, tengo ganas de volcarla acá. Por épocas, no. Este es un ámbito en el que hay que hacer mucho más de lo que se ve -hay que visitar blogs ajenos e involucrarse, hay que estar al tanto de las novedades, leer siempre como poseso, y hacerse tiempo en una rutina que no siempre es la más ideal respecto de otras rutinas que también debemos tener. Con esto me refiero a que a veces me siento una papa apática y no tengo ganas de salir a buscar lectores, y para hablar sola, lo hago en mi casa y sin diseño.
A veces sí quiero. A veces no. En estos últimos tres o cuatro meses leí alrededor de cuatro o cinco libros, logrando un promedio apabullante de 1,3 libros por mes. O algo así. Y no es porque no haya tenido tiempo, ni porque no haya tenido qué leer, ni porque me la pasé tejiendo a crochet: nada más no tenía ganas; y estoy en un punto de mi vida en el que no me apetece forzarme a hacer nada que no sea necesario que haga. A veces adquirí un par de libros que quise leer apenas los compré, y por eso los leí, y la pasé genial. Entonces los terminé y volví a mirar el techo, o hacer cualquier otra cosa que había estado haciendo antes. Por eso no me voy a disculpar: hice lo que me estaba haciendo feliz, como pienso hacer en adelante. De tiempo en tiempo, este ambiente me resulta un poco tóxico: empiezo a comparar mis logros con los ajenos, para empezar, que es algo que evito a rajatabla. No quiero tampoco caer en la obligación de comentar cosas que no me interesan para recibir atención, porque para validarme está mi madre. Sé, sin embargo, que un número de personas (aunque reducido) siguen estando interesadas en lo que tengo para decir; así que voy a decirlo cuando tenga ganas, en la forma en la que tenga ganas, y a los intervalos que crea convenientes. Sin esquemas, sin agendas. Haber fallado en el pasado tuvo mucho que ver con mi forma de manejarme, creo, y por eso sí que lo siento.
Si les interesa saber qué estuve haciendo, puedo comentárselo: estoy tratando de ser más consistente con mis journals y scrapbooks, por ejemplo. Estoy tratando de crear más contenido, incluso si nadie va a verlo. También me estuve interesando más en cosas de las que ya me sabían adepta, como la moda (aunque más que la moda, el estilo, prefiero llamarlo). Estoy estoy tratando de ser más amable y acariciar más perros. En Instagram, me hago la artística y finjo que sé lo que estoy haciendo. Estuve escribiendo un poco, aunque a mi gusto, no lo suficiente. Está empezando la primavera, así que volví a entrar en la rutina que más me reconforta: mañanas largas, días productivos y noches de sueño. Nunca terminé Los 100, porque una muerte me enojó muchísimo, aunque quizá debería hacerlo. En su lugar, me sigo tragando temporadas de RuPaul's Drag Race, y creo que hablo más en jerga drag que en español (c'mon, season six!). Estoy cursando una materia que me daba un poquito de miedo pero me está encantando, igual que casi todas las que ya cursé. En estos días tuve la experiencia de armado los interiores de una publicación semanal que va a existir en la vida real, y que hoy mismo entra a la imprenta para ser distribuida a partir de mañana. Fue casi un accidente, pero resultó agradable a pesar del estrés y el caos. Estoy tratando de ser más positiva, en general, en la vida. También decidí leer casi todo lo que escribió Christopher Moore. Debería estar estudiando para un parcial, pero ahora mismo no me anda el cerebro. Prometo hacerlo mañana.
Estoy contenta. Estoy en un buen lugar. Todos los malos sentimientos se los llevó el invierno.
Me parece que lo que más me gusta de blogger no es tanto la interacción como la creación de contenido. Nunca me consideré particularmente creativa, y mi talento artístico es prácticamente nulo; así que esto es una sorpresa incluso para mí.
No sé a dónde va a ir a parar esto. Creo que nunca me voy a poder deshacer del todo de este espacio que tanto me dio a lo largo de los años. Crecí muchísimo y sigo haciéndolo (o eso me gusta creer), y creo que siempre va a ser parte de mí.
Esto no es una despedida. En todo caso, estoy asegurando que siempre voy a volver a aparecer. No estoy segura de cuándo. Quizá mañana, quizá la semana que viene. Quizá en un mes. Ojalá que pronto.
Kitten